En Uruguay es horrible.
Hay una ley que supuestamente nos protege pero no se aplica. El nombre y género legal lo podemos cambiar relativamente fácil, con dos testigos de que llevamos al menos dos años viviendo como nuestro género. Pero eso no resuelve nada salvo que pases.
Seguimos siendo objeto de burlas en la televisión, en la calle, en el carnaval...
Es virtualmente imposible conseguir trabajo salvo de limpieza o cosas así (que tampoco te contratan si tenés estudios o experiencia de otra cosa, ya no por trans sino por sobrecalificada), el 89% de las mujeres trans del país están en prostitución. El estado de una ayuda de 700 pesos al mes, que es como el 5 por ciento de un alquiler de un mono ambiente.
Los servicios de salud privados no cubren ningún tratamiento ni operación. Los públicos cerraron la policlínica donde se hacía alguna cosa, y años después reabrieron otra, con muy pocos recursos,que da hormonas, terapia, y, para muy poca gente después de muchas esperas y muchos trámites, cirugías de pecho y de corrección genital tanto para hombres como para mujeres (no se si para los hombres es metoidioplastía o faloplastía). Los cirujanos que hacen las CCG aprendieron en Cuba (que será referencia en ciertos campos de la medicina, como la oncología, pero nunca la escuché nombrar en lo que tiene que ver con estas cirugías.
Sufrimos persecución por la policía. Hubieron varios asesinatos de mujeres trans en estos últimos años que no se investigaron.
En las cárceles no se nos reconoce la identidad de género (aunque hay concedido en algunas cosas para las compañeras presas, como dejarles tener peluca, que por supuesto son inventariadas).
Los LGB cisgénero lo tienen un poco mejor. Andan por la calle con mayor libertad en comparación con muchos años atrás. Los ves en casi cualquier lugar de trabajo (en empresas chicas quizás no tanto), se pueden casar, no se los discrimina tan abiertamente.
Ah, las agrupaciones de personas trans no tuvimos un lugar en la última marcha de la diversidad, tuvimos que conseguirlo a prepo. La consigna fue por el presupuesto a la educación, como si con el matrimonio igualitario hubiera terminado la lucha. Además decían que la marcha cumplió 10 años cuando comenzó en 1983, en plena dictadura militar, y organizada por mujeres trans (10 años lleva la organización actual).
El 16 de mayo me voy a vivir a Suecia, así que luego les cuento cómo es allí.
Por lo pronto ya se que el estado cubre terapia, hormonas, foniatría, electrólisis, cirugías de pecho, de abajo y parece que dentro de poco también de cara (se paga muy poco por medicamentos y por consultas medicas, con un tope anual bien bajo). Hay demoras para empezar, pero los médicos ya se dieron cuenta de que el protocolo precisa ser actualizado y apuran un poco el comienzo de las cosas no quirúrgicas. El cambio de nombre y género creo que es más rápido.
Ya ahí veré cómo es la discriminación, pero para que tengan una idea la arzobispo (¿arzobispa?) de Estocolmo es mujer, lesbiana, y está en una unión civil bendecida por la iglesia (en ese entonces aún no podían casarse) con otra cura con quien tiene un hijo.